LA PRUEBA DE LA CUENTA.
Una palabra mas con motivo de la solicitud
hecha por la Compañía “Araba Phos-
phaat BTaatschappij” para la rebaja
del derecho de concesión que
paga por la explotación del
fosfato de cal de Aruba
POR
A. M. CHUMACEIRO Az.
THADUCCION DEL HOLANDÉS.
CURASAO,
IMPRENTA INTERNACIONAL,
1 8 8 4 .
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La “ Araba I'hosphaat Maatschappij ”, (*) atendiendo tan solo
á su propio enriquecimiento y á sus propias ganancias, aunque
esto hubiera de lograrlo á costa del bienestar público, elevó en
Mayo de 1882 una representación al Gobierno de esta colonia,
solicitando una rebaja del derecho de concesiou que paga por
la explotación del fosfato de cal de Arriba.
Para que la petición no encontrase oposición alguna por
parte del público, se la envolvió en el mas profundo secreto, y
ni con una sola palabra se hizo mención de ella en el Informe
anual, que en Octubre de 1882,—esto es, cinco meses despnes
ile elevada la representación, — fuó presentado á los accionistas de
conformidad con las disposiciones de los Estatutos de la Compa¬
ñía. La confianza en los accionistas no era pues muy grande,
para impedir el temor de alguna indecrecion de parte de ellos.
Y con el fin de que el Gobierno de la colonia, que no había
aúu resuelto favorablemente sobre la petición, no hallase en el
contenido de aquel Informe motivo alguno para desechar la so¬
licitud respecto á la reducción pedida, se desfiguró la verdad de
un modo lastimoso y se hizo referencia á uu Balance, del cual,
todos los que no estaban iniciados en los misterios de aquella
compañía, debían deducir, que la malaventurada empresa habia
sufrido grandes pérdidas en su explotación y que era convenien¬
te, socorrerla en sus necesidades por medio de una gran rebaja
en los derechos de concesión.
Gracias á estas y á otras muchas maniobras, creían los Di¬
rectores en Diciembre de 1882, haber logrado el objeto que se pro¬
ponían y ya se lisonjeaban con que la tan deseada reducción
entraría en vigor á partir del 1 Enero de 1883.
La prudencia no sirvió mas do norma, porque arrogantes
con motivo de la diplomacia que se habia desplegado, deseaban
que los amigos admirasen esa destreza y en la mayor confian¬
za, se dió parto á aquellos mas íntimos del tenor de la solicitud que
( a ) El nombre ilc la Compama anónima que explota el fosfato de cal en
Araba.
( 2 )
se había presentado y do la reducción que en breve se esperaba.
Mas habíanse anticipado un tanto y perdido do vista un
punto importante. Los amigos muy íntimos, orgullosos a su
vez con motivo de la confianza que se deposito en ellos, debían
naturalmente apresurarse también á dar á aquellos de su mayor in¬
timidad una prueba de su importancia; y asi y siempre con las
reservas del caso, divulgaban mas y mas el gran secreto. No duro
pues mucho para que so convirtiera en un secreto publico.
Tan luégo como llegó á nuestros oides, resolvimos someter
la cuestión de reducción á un examen imparcial y exacto, y
utilizar cu beneficio del bien público, los conocimientos y la
experiencia que, como es natural, adquirimos en esta maten».
“Un peligro para, el presupuesto colonial” es el mu. o <ie
un folleto que dedicamos á este asunto y eu el cual revelábamos
los artificios de que se había valido la ‘ Araba L hosphaat
Maatscbappij” para embaucar al gobierno de la colonia.
Algunos que, directamente interesados, se haceu sordos para
todo argumento que pudiera servir para combatir la petición,
denominaron nuestro folleto con el epíteto de futesa, de libelo
infamatorio; pero grande fné la anuencia que personas despreo¬
cupadas prestaron al contenido de nuestra publicación, y asi
fuimos masque remunerados por la molestia que nos dimos al es¬
cribirlo, á causa de las expresiones de gratitud que recibimos
en esos dias de parte de muchos que quieroc bien a nuestra
colonia y que ven eu la concesión de la solicitud, un peligro
real para el Presupuesto Colonial.
. Lía sido causa nuestro escrito, do que no se acordase aun
la reducción y de que esta continué motivando los píos votos
de unos pocos accionistas, quienes no contentos con la utilidad
anual de unos cuantos cientos por ciento, desean ver aumentada
esa utilidad á costa del Erario Colonial, ó mejor dicho de los
contribuyentes de esta colonia ó de la Metrópoli !
No nos cuadra contestar afirmativamente á esta pregunta;
pero*si se considera que en Diciembre de 1882 designaron unos
interesados hasta el dia en que entraría en vigor la leducoiou;
v si se reflexiona que escribimos actualmente en Abril de 1884
v esa reducción no se ha otorgado aun, nadie nos tildará do
arrogantes si opinamos que nuestro escrito ha contribuido un
tanto para alertar ai gobierno colonial, y hacerle someter do
nuevo el asunto á un exáraen riguroso.
Muchos se habían lisonjeado con que se hubiera puesto un
término á este asunto desde que quedaba demostrado claramente
que la compañía, para conseguir 3a deseada reducción, no solo había
echado manos de la omisión y tergiversación de la verdad,
sino que faltó á ella; que esto como motivo hubiera bastado
al gobierno de la colonia para dar á entender a la compañía
que"no deseaba entrar en mas negociaciones cou hombres que
empleaban tales medios para embaucar al fisco y promover de
este modo sus intereses particulares á expensas do los públicos.
Pero hay hombres tan cara seco que, aunque sus procederes
sean librados al desprecio público y tengan la convicción de
merecerlo, continúan r.o solo trillando el camino que escojie-
ion, sino que encuentran en ese desprecio un aguijón para
procurar con nuevas fuerzas, el logro do sus reprobables in¬
tentos.
Podemos admitir que esto es el caso también con la “ A-
ruba Phosphaat Maatschappij ”. Cuando mencionamos esta Com¬
pañía nos referimos á una parte do su Directiva, porque como
ya tuvimos ocasión de probarlo, no so inician á los accionistas
en los secretos de la alta política; solamente unos miembros
de la Directiva hacen y deshacen y tratan y manejan los toa¬
dos de los accionistas como bien les parece.
Si se atiende á los signos del tiempo, nadie por cierto se
extrañará el que hayamos tomado de nuevo la pluma, para una
vez mas fijar la atención en Un peligro para nuestro presu¬
puesto colonial. ,
151 viaje del Señor Gobernador de la colonia a Aruba, acom¬
pañado entre otras personas, del miembro del Consejo Colonial,
Secretario de la i: Aruba Phosphaat Maatschappij ”, redactor del
escrito para solicitar la reducción, el cual es de cabo á rabo
un tejido de mentiras, y redactor también de un Informe en el
cual se callaba y se tergiversaba la verdad, para que .10 con¬
tradijese el coutenido de la petición, de ese Informe que iba
acompañado de un Balance, arreglado con el objeto de echar
arena en los ojos del gobierno, — ese viaje del gobernador,
acompañado de aquel individuo, decimos, que es en la actuali¬
dad de mucha significación.
Y adquiere ese viaje mayor significación aun, por cuanto
que fué seguido de la partida del Dr. Eyp, farmacéutico en el
hospital militar del instado y químico, para los terrenos donde
se explota el fosfato en Aruba.
La generalidad hallará en la una y en la otra cosa no solo
una prueba do que la “ Aruba Phosphaat Maatschappij ” con¬
tinúa á despecho de la reprobación publica, solicitando con tezon
la rebaja, sino que, — y esto es peor — el gobierno colonial se
vó aun embrollado en las redes que se le han tendido, ó que
se ha dejado cojer nuevamente en otras retios, tejidas mas fuer¬
temente y cuyas mallas son mas estrechas.
Desde la publicación de nuestro íolloto en Diciembre do
1882, se enriqueció la literatura con un Informe Razonado de la
“Aruba Phosphaat Maatschappij” correspondiente al año 1882—
1884. (Pasamos en silencio intencionalmeute la polémica soste¬
nida entre el Señor P. y nosotros respecto do nuestro folleto,
puesto que al terminarse aquella controversia, no podía el Sr.
P. abstenerse de declarar que si desde el principio hubiéramos
Tratado nuestro tema con mas extensión, no hubiera tal vez en¬
trado en la arena).
El Informe Razonado del año 1882—1883 es un documento
importantísimo, y si alguna vez un escritor ha podido experi¬
mentar placer por un escrito producto de la pluma de su ad¬
versario, ese escritor hemos sido nosotros, por pie encierra la mas
completa confirmación do todo cuanto dejamos consignado para
combatir la solicitud de la “ Aruba Phosphaat Maatscliappij ”,
demostrado como tuvo lugar por el Informe y el adjunto Ba*
lance y “ Estado especificado de la Cuenta de ganancias y pér¬
didas hasta último Setiembre de 1883.”
Ese Informe, ese Balance y eso Estado no han llegado á
muchas manos, y por tanto nadie por cierto hallará extraño
que nosotros, que tuvimos la dicha de revistar un ejemplar, es¬
pecialmente en las actuales circunstancias — en que nuevamente
se habla de la reducción — levantemos una puntita del velo, y
tratemos de probar que esos documentos emanados de la misma
compañía, proporcionan la prueba de la cuenta; demuestran que
todo lo que escribimos en este asunto es la pura verdad; que
nuestras acusaciones contra el redactor de la petición, del In¬
forme y del Balance do 1881—1882 no son en lo mas mínimo
exageradas, y que, lo que habla mas altamente, ni para enton¬
ces ni para hoy, existe motivo alguno para conceder la solici¬
tud dirijida para alcanzar reducción.
En el primer y principal término, hemos desmentido la
aseveración de qué el precio de la concesión, por un espíritu
de monopolio que no admite competencia, ha sido llevado tan
alto, que las utilidades do la compañía, si las hubiere, no po¬
drían ser sino extremadamente fútiles. El Informe y el Balance
de 1882—1883, que no debían contradecir la petición, fueron
arreglados de tal manera que debían afirmar aquella asevera¬
ción. ¿Que importaba al redactor do esos documentos cuyo
empeño no era claramente otro que el de conseguir la reduc¬
ción d tout prix , si de ese modo se presentaba un Balance que
era opuesto á la verdad, si se publicaba un Balance, en el
cual se liabia escamoteado simplemente la friolera de unos 18
cargamentos? — anteriormente mencionamos conjeturalmente solo
15; ahora que estamos mejor impuestos damos la exacta can¬
tidad.—Una vez que al Gobierno de la colouia se le había di¬
cho una mentira — mentira necesaria si no so quería que la
concesión de la solicitud dependiese solamente do un acto de
benevolencia — se debia sortener esa mentira, aunque para ello
hubieran de presentar á los accionistas un Balance, que llama¬
mos inexacto aunque otros que son méuos delicados en sus expre¬
siones lo denominan de falso.
( 5 )
Esta inexactitud, — nos atenemos á nuestro calificativo, —
consistía en que, mientras se cargaban en cuenta los gastos
v el derecho do concesión de 42 cargamentos embarcados, no
se daba mas que el producido de 24 cargamentos vendidos,
sin señalar esta circunstancia ni con una sola palabra, niién-
tras que en todo otro respecto se observó en el Informe una
exactitud y una prolijidad que rayan en pusilanimidad. Por este
ardid se debia llegar al resultado que la Oompaüia habia sufri¬
do una pérdida de mas do f 87.0»»— mientras que en realidad
tenia eutónces yá una ganancia de casi f 150.000—
Ahora le llega su turno al Informe de 1882—1883 y este
proporciona la prueba de la cuenta. En la página < do esto
Informe se lee :
“Resulta de allí, que la ganancia neta oe la Compañía sobre
¡os cargamentos embarcados en 1881 y 1882 y en. los primeros
meses de este año, alcanza lasuma de f 390.240.07i”.
Así pues, no obstante qué el Balance 1881—L882 mostraba
una pérdida y que el Informe, anexo al Balance, guardaba pru¬
dentemente el silencio respecto del estado de la Compañía, lle¬
gamos á saber repentinamente que los cargamentos, embarca
dos eu 1881—1882, han producido una utilidad. En 1882 era una
letra muerta para el redactor de esos documentos el art.
oo del Código del Comercio que prescribe “que los Di¬
rectores de compañías anónimas están obligados á dar razón á
los asociados una vez al año de las ganancias y pérdidas ha¬
bidas ó sufridas en el año trascurrido.”
El Estado Especificado anexo al Informe, nos otrece aun
con mas claridad la prueba dé la cuenta. Yá nos podemos fi¬
gurar cuánto haya debido sufrir el redactor al formular ese
documento. Duro es en verdad tener que condenarse á sí mis¬
mo de ese modo; le compadecemos por ello.
No era posible dejar pendiente por mas tiempo una parte
de los cargamentos, cómo se verificó en el Informe y en el
Balance 1881—1882; nó, con ánimo varonil se resolvió condenar
los procederes de entonces, aunque imponiéndose á sí mismo el
anatema.
Ese Estado Especificado contiene lo siguiente :
El importe pagado en Aruba
en derechos de exportación por
114 buques.:./ 26.19G.0G
Mónos:
El importe del derecho de
exportación de los 27 buques cuya
cuenta-venta no se habia recibi¬
do aún.......•» 6.612.9 < f
19.583.39
Y luego
El importe del DERECHO DE
CONCEBIOS por 114 cargamentos. - f o(,4 4 ,n.. .•»
Méoos:
El Importe del derecho de
concesión por los 27 cargamen¬
tos que no se liar, véndalo ^ ^ ^
aun. _
f421.925.12.
T a Compañía, según su Secretario, tuvo por consiguiente
. ' ,5 timos meses de 1881, en to.lo 1882 y en los primeros
f íH 1 SisTnlia uti 1>dad de f390.340,«7¿, esto, es una ga¬
nancia de más de 948^ en el término de dos años sobre el
S efectivo de la Compañía.¡ s.nemburgo ella pide a
£ con instancia! (Los documentos están limados en esta
óSe solamente por ese empleado;
querido, después de lo ocurrido con el Ba anee 1881 188-,
cardar coa la responsabilidad de co-firmantes),
cargar c ^ ^ contentamos todavía con lo que el Secre¬
tario se ha servido presentarnos, y nos sometemos a un examen
exacto de las cifras, observaremos de lleno que en el Lstado
-C U i,«„ reservado aún algunas salidas secretas, por
distraído un par de /100.000 á
í cuenta de ganancias. No puede desearse tampoco que nadie
alcance de un salto, la olma de la honradez y de la buena te.
- El naso del mal al bien es tan difícil - , ,
1 En la cuenta de gastos generales notamos en el Estado una
i« f vil 7 -yt 014 (Al diablo lo del diablo, que aquí se
* á los medios centavos 1 , Pero eolre
aL »«Qtnq se observan, y lo sabemos a pesar de que ni el In-
fome 8 ni el Balance ó el Estado Especificado bagan mención
, 11 '“ >n e' Drecio en que se compró el remolcador Phos-
( f e i° S oo Amónos f 50 000 — y 2o. el valor del muelle de hierro
1>h 7* ó ménos por f75.000: dos partidas que ascienden juntas a
/ ¡->5 000 v que' han debido ser entradas como “Efectos de dtili-
duradera’’ porque uo es razonable que tales gastes sean con-
dad DURAi £ ordinarios. Deduzcamos de la cuenta de
Gastos /125.000 y hallaremos por residuo la suma de / 40G.753.01i.
No liemos acabado aún con estas molestosas cifras, cuya lo-
8 ' Ca Así°co m o* 1 se^ha‘reslaJó^e 1 ^° cuentas de Derechos de Ex¬
hortación y de Derechos de concesión el importe,producto dolos
í? car-amentes que no se habían vendido, así mismo debió hacerse
eon ía CUENTA DE GASTOS, al ménos si de conformidad con las dis-
locales so quería permitir á ios accionistas siquiera un
Safo“a‘to enT„’ 8 a»u2to S deba compañía y Jarles el dividendo al
CUal Bu D n4ea5am¿Qto S los gastos ascienden 4/400.753.01». Do-
seamos conocer el importo que debe rebajarse por los 27 cargamen¬
tos que atio no se han vendido.
Otra vez uua regla de tres, pero ahora bien planteada:
114 : 27 = /406.753.(?1J : x = /9G.33G,24.
Si deducimos esta suma de J 400.753,011, nos quedan sola¬
mente /310.41G,77| por el importe neto de los Gastos; mientras
que la Cuenta de Ganancias debe ser aumentada con la diferencia
entre esta suma y la de j 531.753,01¿ = / 221.330,24.
Según el Secretario es esta la Cuenta de ga¬
nancias . J 390.240,07 i
añadamos á ella la suma de. „ 221.330,24
y tendremos. f 661.570,3Í¿
una ganancia de .'546 v / a en el término de solo dos años.
empero la Compañía insiste e:i una rebaja!
Podemos admitir que la Compañía vendió durante esos dos
años 52.740 M 3 de fosfato; hallamos esta cantidad, dividiendo el
importe de j 421.925,12 pagados por derechos de concesión en los
87 cargamentos veudidos, por /8.—, derecho de concesión por
M« —. La ganancia por M 3 — tonelaje — es, pues, para la Com¬
pañía f 11.00 ó / 32.80 por tonelada medida, y.pide la
compañía con urgencia una reducción !
Se objetará quizás contra nuestros cálculos, que deben re¬
bajarse :
lo. Diez °l 0 de la utilidad que deben pagarse á la Arúba
Gold Mining Campan y ;
2o. Diez °/ ó que según los Estatutos, deben ser pasados á
Fondos de reserva.
3o. la mitad de la utilidad que debe pagarse á los ac¬
cionistas ingleses, ó á sus honrados y felices sucesores.
Este argumento es sin embargo falso. La “ Maatscbappij”,
sin necesidad alguna, lia cedido 10 °/ 0 de sus ganancias á la
Gold Mining Company, después que la Alta Corte de los Pai-
ses-Bajos habia decidido que esa Compañía no tenia derecho
alguno en el fosfato do Araba. Este regalo á la Gold Mining
Company no es otra cosa sino una ganancia.
Los diez por ciento llevados á Fondos de reserva son
igualmente una ganancia y recaerán tarde ó temprano en los
accionistas.
Por lo que toca al importe que debe pagarse á los accio¬
nistas ingleses, es un hecho que esos señores no han pagado
un solo centavo por sus acciones y que la Compañía realmente
no tiene mas capital que /112.000.—y de este importe, y no
en otro, es que se ha hecho en dos años /011.570.31. Esto es
346 "/o-
La Directiva que trata de hacer aparecer tan insignificante
rs)
como sea posible la utilidad de la compañía, no pudo dejar
de repartir unos dividendos. .
En Junio 1883 se repartió por acciou./1-3.-0. —
En Noviembre 1883 „ „ » .„ 1.4/1 ,o .
En Febrero 1884 „ » >» ---•
1 . 020 .
f 4410. 50
El Informe para 1882-1883 hace mención de los dos pri¬
meros dividendos; la última repartición tuvo lugar, como lo
demuestra la fecha, después de publicado ese Intormo
Cada acción no ha costado mas que f 2.000.—, en aUo
mas de dos años se ha repartido como dividendo por cada
acción la suma de /4.416,50 esto es unos 220 /.. M remol¬
cador y el muelle, libres: 10 °/ 0 regalados a la Gold Mining
Comvanv; otros 10°/«, llevados á los Fondos de reserva, la¬
cados también á cada accionista inglés /4.416.50. Un numero
de cargamentos, cuyo producido no se conoce aun. Y sin em¬
barco ..insiste la compañía en una reducción ! No ob-
staute parece no darse por satisfecha miéntras no haya obte*
nido esa reducción!
También hemos asevérado qué la compañía liabia contra-*
lado para el año de 1883 unos 63.000 M3 fosfato lo qoe ase-
irura al gobierno un ingreso de mas o menos / 300.000. >
míe si se concede la solicitud para una rebajando la manera
en que se ha hecho, esto causaría al Erario colonial solo para
aquel año una pérdida directa de mas ó ménos í 110.000.
Se^un la contrata existente se ha comprometido la com-
nañia á pagar f 8— como derecho de concesión por cada .
Por la solicitud dirijida en Mayo de 1882, se desea rebajar ese
por los primeros 12,000 M 3 á J 8— por M3
„ ,, segundos 12.00u M 3 „ „ 4.— „ ,,
’y los demas.... »2.i0 »> >•
El informe dá otra vez la prueba (le la cuenta y de que
hemos tenido mas que razón en nuestrros cálculos
Se ha pagado en derechos de concesión en 114 ^
cargamentos hasta último Stbre. 1884.. .. ./o64.48o. <5
g En el Balance inexacto para 1881-1882 se nota
como pagado eu derechos de concesión. .„ -,!!■< 44.1b
/ 352.741,59.
Fn los 12 meses de lo. do Octubre do 1882 á Setiembre 1883
se han pagado pues /52.741,59 más de lo que hemos pronosticado.
El importe de f 352.741,59 pagado durante esos 12 meses,
^presenta para la Caja Colonial uua cantidad exportada de casi
Í9)
44 , 100 . M3 do fosfató. Í5i so hubiera otorgado lá róbaj», el go¬
bierno hubiera recibido
por los primeros 12000 M* á J 8.—.....96.000,-*■
„ segundos 12000 „ ,, „ 4.—. „ 48 000,—
los otros 20100 ,s ,>2-70...- >, 54.270,—
/ 198.270,—
esto es Í54.471.59
f 352.741.59.
Ciento y CinCrtenta y cuatro mil, cuatro cientos setenti un
florines, Cincuenta y nueve centavos ménos dolo que ha recibi¬
rlo ahora. ¿ listamos en derecho de advertir el peligro para nues¬
tro presupuesto Colonial f
Por lo que antecede creemos haber demostrado por medio
de los documentos de la misma Compañía, que el beneficio sa¬
cado de la exportación, es bastante pingüe para excluir toda
idea de une rebaja necesaria.
Pasaremos ahora á examinar otros argumentos, que se ale¬
gan para hacer que la solicitud do Una rebaja sea atendida fa¬
vorablemente.
La Compañía, de conformidad con la Contrata existente, es¬
tá obligada á exportar anualmente una Cantidad de 12000 ¡VI»
lo que asegura al Erario Colonial durante el término do la con¬
trata, uu ingreso anual de / 96.000,— producto de Derechos do
Concesión y de casi /4000 en derechos de exportación.
Se asevera que, si se otorga la rebaja de concesión, la ex¬
portación se efectuará en escala mucho mayor y qUe el ingreso
anual del gobierno se elevará á mucho mas.
Al hacer uso do este argumeuto, se ha perdido de vista, á lo qué
parece, que de esta manera se agotará mucho ántes el fosfato qué
se explota en Aritba y que esta fuente de ingreso para el Tesoro Co¬
lonial se secará en uu tiempo mucho mas breve. No se trata
aqui de un producto de industria, que so crea á medida de la
necesidad, pero sí de Un producto do la naturaleza, que nada tie¬
ne que ver con las leyes de le demanda y do la oferta.
Además, miéntras. que la Compañía está obligado á expor¬
tar solamente 12000 M3 al año, ha exportado en 1883 nada toé-
pos que 44.000 M<t, lo que prueba suficientemente que, cuando
le conviene, exporta mas de lo que está obligada. Y no es de
extrañar; la contrata se ha hecho por 15 años; no está segura
que á la expiración de ese término, le sea concedido el con¬
tinuar la explotación ; debe pues sacar todo lo que le sea po¬
sible. Por motivos políticos — para tener un argumeuto para obte¬
ner del Gobierno la rebaja — podrá la Compañía reducir la expor-
( 10 )
.. _ plla n( > podrá mantener esta po¬
tación por algnc tiempo . P , , a Colonia persisto sim-
jítica á la larga, } si ti ^oüierui lo hace saber reilou-
plemeute en su negativa « C o,‘ venc eíá de que pronto restable-
daraente A la Compañía, se con « ^ r(jl);lja (lel derecho .le
*" iz 'S-=¡ • 'rsx.sr^r tt *• ^
““«ss rafe«ar
s st.es «*> ,a «“ n4 ~ i d ° snss
P “ lf °?|l t0 acopio de ‘aumentado m»*»
í 1 .i *rpí {i«¿r ,?— ei ae
si0 n del mercad 0 para este arUc^ siempre gra nde influencia en
El estado del mercado 1 ¡$¡ e i mercado esta so¬
la cantidad de losfaí 0 . que se exp. de j a Compañía
brecargado, la venta será , > visio!U d mente la expor-
reelamará ( l ,ie /^laOompañia saca actualmente es de U
tacion. La utilidad que a U>‘»l medio de una rebaja en su ai-
naturaleza que, si ella qmsie J? ^ niercado> lo podría etectuar ton
líenlo presentar inas ío í t unQS cientos por ciento a» al-
'^nte^^r'que el C Colonial tablera que sufrir por ello.
ella < y tr qu® t p®'®®® ^ÍE^bie^
otras palabras, s la «omp |endo así Eoofboüw.
lamente la mejor calidad, tiou de la pto lougacion de la
Cuando se ventilaba ajC prestar servicios, eso argu-
contiata de 5 ribfoa d ebi a P EooFIiOUW . Se demostio
mentó de la calidad inferior dü BUlUon , si no se la
con fuerza y energía ^¿*J“S a r»»te el término de la con-
otoreaba una rebaja, bcuen icos . eu estaño y mas la-
trata solamente los® ri ^ u después no se hallaría mu m
ciles de explotar, mióntías qu ^ modo lucrativo. De
que pudiera beneficiar DB Bkauw, que debe su cai-
esta manera, ” dijo el s {ojt; «y á podría ella en el po¬
da á esta cuest '°" d bab erse adueñado de todo tíl esta “°/“‘'j
ríodo de 1882—18J-, mi de prese ntar annalmente en
cil y ventajosa ©xplotaoio n J entey reservar el resto para
mercado tanto como W < ■ teuido en 1802, una isla, tn
subastas postenores.
( 11 )
cuyo suelo quizá se encontraría aún estaño, pero seria tan poca
cantidad en cada uno do los depósitos diseminados y de tan di¬
fícil extracción, que no podría sor cuestión de una ventajosa ex¬
plotación.
La mayoría de la Cámara no se dejó convencer por esta
argumentación; pero bien al contrario, condeno el prolongamiento
de"la contrata por medio de un voto enérgico. También la
caída del Gobernador General ’S Jacob puede considerarse como
un efecto de ese voto.
Se asevera que, si la compañía obtiene una rebaja, expor¬
tará también el fosfato de calidad inferior. ¿Qué seguridad se
tiene de que esto será el caso? preguntamos nuevamente,
i Qué inspección se podría ejercer para impedir que ella ex¬
plote solamente de donde baya fosfato de [trímera calidad ?
No es posible obligarla á explotar el terreno como se pie-
senta, ó á embarcar sin previo exáiuen todo lo que se saca,
porque partes de ese terreno son tan pobres, que el fosfato
que -so extrae allí, aún mezclado con otro do buena calidad 1
no sirve de ningún modo para ser exportado. Se deberá pues
dejar á la compañía el cuidado de fijar el lugar que explo¬
tará, y este será solamente donde está seguro do lograr el lbs-
tato de primera calidad.
i Se quería disponer que la rebaja no fuese otorgada sino
para el +'osfato de calidad inferior que se exportase ? Quien
ejercerá en ello la inspección? El empleado — ha do ser un
químico hábil, á quien se lo encargaría, y debe tener un sa¬
lario muchas veces mayor que el «leí gobernador, si el go¬
bierno de la colonia quiere verse resguardado contra sobornos
eventuales. Supongamos que la rebaja en fosfato de calidad
inferior S eaf3.— por M» — parece que el Consejo de Gobierno
aconsejó en este sentido— seria para la compañía, cuando ex¬
plotaré como en 1883, una cantidad do 14.000 M8 , una dife¬
rencia de i 132.000.— que el fosfato por explotar sea declarado <le
primera ó de segunda calidad. ¡ Qué vasto campo para hacer
conocer el poder «leí oro, y esto en una isla solitaria, y en una
materia donde y en la cual toda otra vigilancia es casi im¬
posible! ¡Qué de estratagemas y juegos do mano no se em¬
plearían para hacer que llegasen malas muestras á manos del
químico! Sé puedo ser muy buen químico y no obstante no
poder hacer frente á tales ardides.
. Cual seria la norma para fijar la diferencia entre la pri¬
mera y la segunda calidad? ¿No procurará siempre la com¬
pañía el exportar, como de primera calidad, solo el fosfato
que tenga mayor quilate, miéutras que ella pondría simple¬
mente do lado todo lo que tenga parte de un por ciento
menos en quilate que el máximum fijado para la segunda ca-
'( 12 )
Hilad, para después solicitar otra vez nna rebaja ó por varia¬
ción nna prórogal
Supongamos qile so fije que el fosfato de ménos de GO °/ 0
< ulaío~ sea considerado como do segunda calidad, ¿se cree
xiue ‘‘a compañía exportaría el artículo, si contiene 50 ó 55 por
ciento de fosfato! No, no seria tan loca; procurará embar¬
car tan solo el de59¿ ó de 59Wf|s por ciento, y el resto se
echará otra vez á un lado. Así como ahora no exporta sino la ca¬
lidad que lo conviene, seguirá haciéndolo después; como prime¬
ra calidad — si la exportación de ella le con viene, — 85 por
ciento por término medio; como segunda calidad, nada ménos
que un qúebradito menor que el máximum fijado.
Lo mas simple, lo mas justo y también lo mas conformo
ton los intereses del Erario Colonial, seria dejar la contrata
existente como está. La Compañía de todos modos cometería
ftooFSOÜw, y el gobierno de la colonia nada podría en contrario ;
no hay providencias que puedan contrarestar eso RoofSocjw.
Pero si la “ Arriba Phosphaat Maatschappij ” lo comete ó no,
despites de la expiración de la contrata celebrada con ella —
no sabemos si las claústtlas do esa contrata lo permiten antes
do su término — el Gobierno colonial puede vender en pública
subasta el fosfato desechado por la compañía ó bien ofrecerlo en
licitación ó propuesta al público por pliegos cerrados, y esta¬
mos seguros de que por la competencia se obtendría una vez mas
el que el Gobierno de la colonia consiguiese mejor pre¬
vio de lo que es posible alcanzar ahora estando vigente el mo¬
nopolio de la compañía. La compañía misma que quiere pagar ahora
f-y por M8 de fosfato desechado y que debe por tanto hacer un
buen negocio con esto, pagará entonces quizás algo rúas que/8 —
por M 3 y muy especialmente si se hace depender la consecu¬
ción ó próroga de la contiara, de la exportación del fosfato
desechado. El gobierno quedará entonces libre en sus acciones,
V la Compañía qne en dos años realiza una utilidad de 540
por* ciento y reparte por cada acción de /2000 un dividendo
de nada ménos que /441G.50, teniendo casi libres el conjunto
de sus establecimientos, máquinas etc. tratará por medio de una
oferta alta, que la utilidad, aunque sea algo menor, no se le
escape en lo futuro. No es siempre conveniente el aconsejar
qué so hagan modificaciones en contratas con partes que por
el momento no tienen que temer competencia, y especialmente
cuando la utilidad que se ha tenido yá, entreabre la perspecti¬
va de que, aguardando el tiempo, se puedeu alcanzar mejores con¬
diciones.
Podríamos con propiedad terminar aquí; pero la circuns¬
tancia de pie el Señor JescRUN, Secretario de la compañía,
í 1»)
acompañara al Gobernador, según so <1 ico, cu sú carácter áó
miembro del Consejo Colonial, nos da motivo para dedicar,
aunque sea una sola palabra, á la desgraciada formación de
nuestro Consejo Colonial.
Cuando por la ley del 31 de Mayo 1805, se le dió á la
colonia de Suriname un Reglamento de Gobierno, por el cual
se crearon Estados Coloniales, para que el pueblo ó los que
tuviesen derecho á votar, fuesen electores, otra ley de la misma
fecha concedió ¡í Curazao un Reglamento do Gobierno, pero en
el cual no so le dió ese privilegio. Nuestro Consejo Colonial
es pues un cuerpo cuyos miembros se elijeu á sí mismos, y por
esto ha degenerado en una Sooiété (V admirátion mutudle. Anual¬
mente y cuando á un miembro le llega el turno de retirarse,
queda propuesto al rey por sus Colegas para ser reelecto. En
el carro fúuebre de una sociedad de Entierros establecida en
esta isla, se lee: Hotlie mihi, eras tibí (A mi hoy, mañana d tí 1;
nos figuramos siempre (pie á cada elección, en el seno do
nuestro cuerpo legislativo, sus miembros tieueu á la vista esta
inscripción.
El privilegio concedido á Suriname, no lo filé á Curazao;
porque unos cuantos hombres que figuraban entonces en el go¬
bierno nos declararon INMATUROS. Con fuerza y energía protestó
en aquella época contra esta declaración, la gran masa de los
Curazoleños; el Sr. Hendrik Evertsz se puso al frente de los
ipie protestaban y si no nos es infiel nuestra memoria, fué él
el primer firmante de una representación, en la cual se pedia
con instancia el desagravio; á lo ménos él fué quien anduvo con
ella recojiendo firmas. Todo esto no impidió siuembargo, que
cuando, con el fin de sofocar su oposición, se lo constituyera uuü
do los escojidos, aceptase él la elección, se regostase en diferen¬
tes reelecciones y jamas y nunca elevase su voz en el cuerpo
legislativo, ó fuera de su seno, para hacer retractar el anatema
impuesto á toda una población.
El Señor Dr. J. II. Bbaujox, según se asevera, contribuyó
grandemente á hacernos declarar inmaturos. No sabemos hasta
qué punto sea cierta esta aseveración, pero sí sabemos que
este señor fué luego de opinión (pie las medidas establacidas
á consecuencia de la -susodicha declaración eran de Carácter
temporal, y que actual mente era vá mas que oportuuo para
que se nos* concediera el privilegio que tanto tiempo há se habia
otorgado á Suriname.
Empero, aun pesa sobre nosotros el anatema de inmatuvez;
aún tenemos un cuerpo legislativo que no es una representa¬
ción y en cuyo seno es posible que hombres que, por sus pro¬
cederes respecto del gobierno colonial y á los intereses de la
la colonia, han perdido la confianza general, sean no obstante
(14)
llamados repetidas veces á esclarecer al gobierno colonial, y á pro
tegC Fsos hoSs á e cánsa CO de U,a su puesto como miembros del
rh ™ sise
isla raciocinio alguno que lo corrobore; saben¡ellos cnanto ocuue
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UllSU ;°De qué nos sirve tener á un gobernador que quiera el bien y
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í n i as que el gobierno de la colonia sea escla-
«a relaciona con la industria.
Y .la iutnobilidad es el atraso.
Uno de los medios pa^Tbñ^'i que Curasao atrase mas
■SS-.íSííSíí±
(13)
Para posibilitar esa rebaja se tratará de hacer anular b re¬
ducir en el presupuesto, sumas que son necesarias; so liará
oposición á las mejoras, que son reclamadas con urgencia, unién¬
dose para combatirlas con otros que por principio creen que
deben negar su cooperación á cualquiera medida. Se pondrá,
todo en juego para conseguir lo mas pronto posible esa tan
deseada rebaja. ,, , -
El estado financiero de la Metrópoli distante esta hoy de
ser favorable. Con mucho tendrá el pueblo neerlandés que con¬
tribuir para cubrir el déficit en el presupuesto del Estado. ¿ Y
se querrá dar aquí á unos pocos pudientes en perjuicio del
Erario Nacional, un regalo de varios cientos de mil florines, ó
de millones, miéntras que allá se está imponiendo mayores gra¬
vámenes á pudientes y á los que no lo son ? Esto sena mas
que Un Peligro para la Caja Colonial: podría llamársele una in¬
justicia hácia el pueblo holandés, un robo cometido en perjuicio
do los contribuyentes neerlandeses.
Curazao, Abril de 1884.
(firmado) A. M. CIIUMACEIRO A»,
CAUTA ABIERTA
ñ l Señor A. JÉSURÜN Dz., Secretario de la “ Arubd
Phosphaat Maatschappy ”, Miembro del Con¬
sejo Colonial etc.
-o-
Señor,
Cuando escribía mis folletos, en los que expongo los asuntos
do tu Compañía, me convencí «lo que no contestarías a ninguna
,U> esas «los publicaciones. Sabia que me conocías lo bastante
p ira comprender, qüe no me dejaría despachar con sofismas o
anota «unas, y como me lie concretado en consignar argumentos
irrefutables y cálculos exactos, no pudiste sino callar.
• Cd Rg b decir callaste públicamente, pero en conversaciones par¬
ticulares osas calificar mis folletos de mentiras, atribuir mis es¬
critos á móviles innobles, y cuando se te pregunta, porque no
me contestas públicamente, das á comprender que es contra
tu dignidad entrar en el palenque con una persona como Obn-
nvceiro v que tu no puedes rebajarte á contestarme.
No desconozco que esa conducta tuya me estrañaba y me
asombraba, si después de todo lo ocurrido quedase algo que
midiera estrañarme y asombrarme.
Quizá creiste que yo no llegaría a saberlo, o contabas con
que no me ocuparía de chismes y te dejaría continuar tranquila-
mea Sinemb C argo'lo he sabido, y hallo tu conducta en este caso
tan innoble y tan poco hidalga, que me es imposible guardar
silencio. El corazón me obliga á una palabra.
Nadie mejor que tu sabe que, principalmente en el asunto
<1a Vi “ Aruba Phosphaat Maatschappij ” estoy completamente
en mi derecho haciéndote una oposición, aún mas violenta que
la hecha hasta ahora. Poniendo á un lado los mas sagrados
lazos de la amistad, no solamente has podido hallar bien el abando¬
nar los intereses que antes defendías, sino también contrariar¬
los de un modo tál, que aún eu otros se calificaría de altamente
V 11 11 [^nerinauecido fiel á mi bandera, mas tu te pasaste al enemi¬
go oorque asi medraban tus intereses pecunarios. Tu no puedes
tomarme á mal, si quedo combatiendo del lado al cual antes perte-
necias tu también. ¿ De quién es la culpa si en esa contienda mis
armas principalmente á tí te hieren 1 Tuya propia, porque te
has puesto á la vanguardia, quizá en la esperanza de que olvidaría
á tai puuto mi deber, que para salvarte, no haría la guerra a
tu Compañía, sabiendo tú, como sabes muy bien, cuánto querrá
> quiero a uns amibos. Empero, no empeño mi amistad hasta sa-
eulicar intereses <le terceros que me son confiados ó los del público
que siempre he tomado á pecho, á los de mi amigo mas íntimo v
mcnos aun de aquel que antepone el inferes propio á la amistad.
Eso también debías saberlo tu si tu interes piorno no te hubiera ce¬
gado completamente.
Cuando se me hablaba de tu dignidad, no podia dejar de son
reírme, y en mi imaginación roía también en tu 'rostro una
sonrisa cuando me regalabas esa tirade.
Si nadie, si ni aún tu propia conciencia jamas te baya re¬
cordado el pasado, ni becliote observar tu inconsecuencia ni expnés-
toto lo censurable de tus palabras y procederes respeto de mi seré
yo mismo ahora ¿uien lo haga. ’
i Es el Chumaceiro de hoy un tanto peor que el Chuma
eeiro de cinco años atrás? ,m< ‘
¿ Hasta ahora cinco años no liabias juzgado conforme con tu
dignidad el estar ligado conmigo por los lazos de la mus íntima
amistad; no estabas unido á mi de un modo inseparable? ¿Si S( *
me veía, uo se estaba en la seguridad de verte prouto seguirme *
í bi me interesaba por un asunto, no lo bacías tu también ? ; sí
teína que opouenae a algo, no poJia coutar cou que te unirías á
¿No era yo tu confidente, y no eras tu ay el mió también ?
ieugo por escrito, lo que pensabas entonces do mí. Empero
se sabe ademas como enzalzabas mi pobre inteligencia, como elo¬
giabas mi desprendimiento y ponías como ejemplo el interes (me
tomo eu asuntos que me son confiados.
¿No era yo para tí y los tuyos, amigo fie.', consultante in¬
falible, hourado consejero?
¿ No demostrabas siempre por todas tus acciones qne aprecia¬
bas un amistad ? 1 apierna-
.m b ‘,,d“¿ a p4b.rr"“ doja " , “ - b “ cer
¿ No be hecho siempre por esa amistad, todo cuanto estaba á mi
al cauce para defender tus intereses, complacer á tus amigos y com-
oatir a tus adversarios y enemigos que hoy por hoy áüU tus
cooperadores 6 íntimos? J
Coulieso coi. placer que de tu lado has hecho también mucho
poi un. Asi, entre otras cosas, has combatido en el Consejo Oolo
mal, en diferentes ocasiones, la “Araba Islaud Gold Minin-r
Company cou un entusiasmo, que solo la amistad podia inspE
íarte, asi uo solo lias defendido todo lo que me concernía directa
darios lleCtaiUeUte> SIU ° <1U ° taiuljie11 uos ganabas parti-
Cuánto no te regocijabas, cuando nuestros antiguos enemigos
comunes, tenían que dirijirse á mí para sacarlos ile dificultades, en
que los habían sumergido su inexperiencia ó su ignorancia ? Aludo
á los mismos, que hoy son tus íntimos, que me tildan de todo lo
que es feo, pero que hasta ahora apenas dos años se han pre¬
sentado humildemente en mi casa, para reclamar mis servicios
en un asunto para ellos de grande ínteres.
¿Te has colocado siempre á mi lado, prestándome tu coopera¬
ción, porque era yo indigno de tí, porque te rebajabas rozán¬
dote, conmigo ó porque sabias que en todas mis acciones, visaba
el bien, defendía la justicia y la equidad, y porque estabas con¬
vencido, de que bien merecía tu cooperación í
Solo ahora, que tu interes propio ha sobrepujada á nuestra
amistad, nos encontramos el ur.o en frente del otro, mientras que
antes estábamos al lado el uno del otro; solo ahora que sientes
(pie debes contestarme, y que no puedes, lias llegado á descu¬
brir que te rebajarías con unir tu nombre al mió; solo ahora
aseguras que no es compatible con tu dignidad honrarme con una
contestación.
Pero esto también es una uicutira, que me hace avergon¬
zarme do mi antigua amistad.
Como hombre honrado, he combatido paladinamente á tu
Compañía, y be expuesto en esa coutieuda lo censurable de
tus procederes para con el Gobierno.
Tu pregonas que t¡o puedes rebajarte á contestarme; sin
embargo lo has hecho. No como enemigo honrado, á la descubier¬
ta, nó, por debajo de cuerda, á escondidas, como un salteador
do camino que, en horas avanzadas de la noche, asecha su
presa; como el reptil que, arrastrándose, se acerca á su víctima.
En una carta misiva de LXXX1V páginas, que dirijiste al
Señor Gobernador, has combatido y refutado á tu modo mi
folleto, “Eeu gevaar voor onze Kolouiale Begiooting ”, sin que
por esto creyeras rebejarte.
No tenits el ánimo para presentarte públicamente conmigo
en el palenque, porque sabias que hubieras salido peor servido
que hoy. En cartas misivas secretas se puedo escribir lo que se
ipiiere, insinuar y calumniar á voluntad.
¿Porqué no diste publicidad á la letra misiva al Goberna¬
dor! Porque probablemente esa misiva abunda en mentiras,
contiene una exposición errónea de hechos; porque esa misiva,
quizá, hubiera tenido por consecuencia, que me hubiera visto
obligado, eu mi propia defensa, á decirte “Abajo las caretas”
lo qué hubiera sido para tí el golpe de gracia.
Hasta ahora he demostrado únicamente que, como Secreta¬
rio de la Compañía, has tratado realmente de faltar á los inte¬
reses de la Colonia, que como miembro del Consejo Colonial has
jurado defender; que has tratado do hacerlo, presentando al Se-
Ñor Gobernador un Balance inexacto que debía demostrar pérdida
en vez de ganancias, para conseguir una rebaja para tu Com-
nañia, lo cual traería anualmente unos miles de florines mas
á tu bolsillo; pero que perjudicaría por miles, los intereses de
la Colonia qué has jurado defender.
Continua desacreditándome con tus insinuaciones, pero no
me censures si yo también continúe en mi labor. Tu sabes que
estoy distante de sentirme agotado. .
Estás ya condenado por todos los que son nnparciales, por¬
que juzgan : “ que quien calla otorga.” .
Sigue en el camino que estas trillando ahora, que tus amigos
actuales y tus co-interesados también te tornarán prouto la
eS P a Recibe esta advertencia como un recuerdo de los dias pa*
sados. .
Tu antiguo amigo,
(firmado) A. M. CHUMACEIRO Az.
Curazao, Mayo 7 do 1884.
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